Un meme de humor negro se está volviendo viral en la internet estrictamente censurada de China y explica cómo la política de altos aranceles del presidente estadounidense Donald Trump está revirtiendo los polos políticos del mundo.
En un extremo se encuentra un bloque de países signatarios de un acuerdo liderado por Pekín que promueve el libre comercio y la apertura. En el otro extremo, un grupo de aliados estadounidenses, liderado por Washington, que no tienen otra opción que aceptar las políticas comerciales proteccionistas de Trump.
El meme designa a los bandos rivales como Bei Yue y Hua Yue . “Bei” es la abreviatura de Pekín y “hua” es la abreviatura de Hua Sheng Dun , el término chino para Washington.
La palabra “yue” significa literalmente “un contrato” o “una promesa”.
El chiste es que “bei yue” es como los chinos se refieren a la OTAN, una alianza militar occidental que China detesta, y “hua yue” es como se refieren a la Organización del Tratado de Varsovia, una alianza militar liderada por los soviéticos de países comunistas en Europa del Este y rival de la OTAN durante la Guerra Fría.
El chiste aplaude el papel principal de Beijing en el mantenimiento de una economía de mercado, la globalización y la apertura bajo el presidente Xi Jinping, al tiempo que critica a Washington por su postura regresiva bajo el gobierno de Trump para oponerse a la globalización y construir un muro contra el comercio.
También analiza la naturaleza cambiante de la OTAN a medida que la administración Trump distancia a Estados Unidos de la alianza.
En la década de 1990, China fue altamente proteccionista, ya que protegió a sus industrias nacionales de la competencia extranjera antes de unirse a la Organización Mundial del Comercio en 2001.
Impuso aranceles a los automóviles de entre el 80% y el 100%, tan elevados que el contrabando de vehículos extranjeros se generalizó en las costas del país.
A finales de la década de 1990, mientras se desempeñaba como gobernador interino de la provincia de Fujian, Xi concedió una entrevista a Nikkei.
Cuando se le preguntó sobre la polémica cuestión de si China debería convertirse en miembro de la OMC, dijo que el gobierno provincial “respetaría plenamente” la decisión final del gobierno central, emitiendo así una respuesta ejemplar como funcionario de alto nivel del gobierno local.
Cómo han cambiado los tiempos en el casi cuarto de siglo transcurrido desde que China accedió a la OMC. Especialmente recientemente. Tras promover la economía de mercado y la globalización durante décadas, Estados Unidos, bajo el gobierno de Trump, ha adoptado una postura altamente proteccionista e impuesto aranceles adicionales de un asombroso 145 % a China, lo que ha generado escalofríos en todo el mundo.
En tales circunstancias, lo que alguna vez se llamó el “consenso de Beijing” y el “consenso de Washington” —dos conjuntos opuestos de políticas económicas— están cambiando de forma.
El consenso de Beijing está simbolizado por la intervención estatal en los mercados y por los mercados cerrados, mientras que el consenso de Washington enfatiza el mecanismo del mercado, la libertad y la apertura.
La idea del libre comercio y la globalización liderada por Pekín, capital de lo que se considera un país autoritario, parece absurda. Pero, dada la situación actual del mundo, no puede considerarse una comedia negra.
Esta semana, Xi hizo de Vietnam el primer país que visita desde que tomó represalias contra los aranceles de Trump y descartó la posibilidad de llegar a algún acuerdo con Estados Unidos.
Tanto China como Vietnam son defensores del marxismo-leninismo. Estos vecinos asiáticos también mantenían relaciones amistosas con las naciones de Europa del Este de la Organización del Tratado de Varsovia.
Hoy en día existen pocos países socialistas en el mundo. Entre los que sí lo son, China y Vietnam son únicos por haber utilizado una economía de mercado para lograr un crecimiento notable.
China tiene buenas razones para poner la mira en Vietnam como el primer socio de un nuevo orden internacional.
Muchas empresas chinas ya operan en Vietnam para evitar la presión de Estados Unidos, pero la administración Trump anunció el 2 de abril aranceles “recíprocos”, incluido un impuesto del 46% a Vietnam, el cuarto más alto en Asia después de China, Camboya y Laos.
Xi, quien también es secretario general del Partido Comunista Chino, se reunió el lunes con To Lam, líder supremo de Vietnam y secretario general del Partido Comunista Vietnamita, en Hanoi.
Xi predicó el libre comercio e instó a To Lam a formar un frente unido en la lucha contra los aranceles de Trump.
Xi enfatizó que China y Vietnam están comprometidos con la “apertura” y deben trabajar juntos para promover la “globalización económica”, defender “el sistema de libre comercio global” y mantener “la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro”.
Sin embargo, la administración Trump concedió a Vietnam y a muchos otros países un aplazamiento de 90 días de los aranceles recíprocos más altos el 9 de abril, el mismo día en que las medidas debían entrar en vigor.
Se mantiene un arancel base del 10%, que había entrado en vigor anteriormente.
El 4 de abril, dos días después de que el gobierno estadounidense anunciara los aranceles recíprocos, To Lam llamó a Trump para decirle que Hanoi estaba preparado para mantener conversaciones para reducir a cero sus aranceles sobre los productos fabricados en Estados Unidos.
Vietnam ya está dispuesto a negociar con Estados Unidos en beneficio de sus intereses nacionales. Es innegable que, como dice el dicho chino, “tong chuang yi meng” , China y Vietnam “comparten la misma cama con sueños diferentes”.
Además, en Vietnam persiste una fuerte sensación de alarma respecto de su gigantesco vecino del norte, una alarma que viene sonando desde la guerra chino-vietnamita de 1979.
Antes del viaje de Xi a Vietnam, Malasia y Camboya, China convocó una importante reunión de emergencia, una medida que refleja el fuerte sentido de crisis de la administración Xi por la actual situación internacional.
La Conferencia Central sobre el Trabajo Relacionado con los Países Vecinos se celebró en Pekín los días 8 y 9 de abril, con la asistencia de los siete miembros del Comité Permanente del Politburó. Este comité, el máximo órgano de decisión del partido, está presidido por Xi.
Estuvieron presentes los 24 miembros del Politburó, excepto He Weidong, uno de los dos vicepresidentes de la Comisión Militar Central. He Weidong no ha sido visto en público durante más de un mes. La reunión de emergencia también congregó a los embajadores chinos en el extranjero.
No es fácil para la administración Xi continuar oponiéndose firmemente a los elevados aranceles de Trump. Las facciones de Zhejiang y Fujian son dos importantes grupos políticos que apoyan a Xi y son clave para su poder. Están compuestas por antiguos subordinados de Xi en las provincias. Xi ha ascendido a muchos miembros de estas facciones a puestos políticos y militares clave.
Las economías de Zhejiang y Fujian dependen especialmente de la compra de sus exportaciones por parte de Estados Unidos. Por ello, los aranceles de Trump les afectarán más que a otras regiones chinas.
En 2024, la dependencia de Zhejiang de las exportaciones a Estados Unidos fue la mayor entre las regiones chinas, mientras que la de Fujian fue la quinta, según un nuevo medio de comunicación económico en el que confían muchas personas en el país.
A pesar de la propaganda que las autoridades chinas difunden sobre la autosuficiencia y el crecimiento del comercio con países distintos de Estados Unidos, es imposible para China reducir fácilmente su dependencia de las exportaciones, especialmente hacia Estados Unidos, si quiere que su economía siga creciendo.
No hay forma de que Xi no lo sepa; después de todo, trabajó en Zhejiang y Fujian.
Además, Xi priorizó durante mucho tiempo las empresas estatales en detrimento de un vigoroso sector privado. Incluso desdeñó el término “sistema de libre comercio”, que podría representar una amenaza para el régimen unipartidista de China.
No hay duda de que la escalada de la guerra arancelaria actuará como un fuerte viento en contra para la economía de China.
Por otro lado, queda por ver el impacto que la guerra arancelaria tendrá en la política china. Algunos expertos creen que los elevados aranceles de Trump podrían proporcionar un impulso político a la administración Xi.
Explican que si se llega a un consenso sobre la necesidad de que el partido, el gobierno y el pueblo se unan para capear la tormenta, Xi será el único líder que podrá cruzar espadas con Trump en igualdad de condiciones.
Xi y Trump eventualmente mantendrán una reunión cara a cara, y no hay duda de que esto tendrá un impacto significativo en la dirección futura de la economía global.
