La ASEAN se encuentra en una coyuntura crítica. El bloque del Sudeste Asiático, atrapado entre las corrientes de la guerra comercial entre Estados Unidos y China , se lanza a la caza de un espacio estratégico entre un nuevo acuerdo de libre comercio con China y la posibilidad de una reunión sobre aranceles con Trump.
El mes pasado, China y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) finalizaron las negociaciones para modernizar su acuerdo de libre comercio, vigente desde hace 15 años. Con fecha de firma prevista para finales de año, el acuerdo busca profundizar la integración económica entre China y la ASEAN mediante la incorporación del comercio digital, iniciativas de economía verde y la conectividad de la cadena de suministro.
El comercio bilateral de bienes superó los 980.000 millones de dólares el año pasado (China y la ASEAN son los principales socios comerciales entre sí), lo que subraya el peso estratégico del acuerdo.
Al mismo tiempo, el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, actual presidente de la ASEAN, ha escrito al presidente estadounidense, Donald Trump, para presionar a la ASEAN para que se celebre una reunión con EE. UU. para debatir los aranceles. Estos incluyen el arancel base del 10 % y aranceles “recíprocos” que van del 17 % para Filipinas al 49 % para Camboya. Anwar busca una respuesta unificada para garantizar la equidad comercial para las economías exportadoras de la ASEAN.
En este momento de tensión, la ASEAN tiene una oportunidad crucial para superar la pasividad, aprovechando su agilidad diplomática para consolidarse como un eje central del comercio y la geopolítica global, y convertirse en la artífice de un nuevo orden regional. En lugar de ser un campo de batalla para la rivalidad entre Estados Unidos y China, la ASEAN puede redefinir su papel fomentando un ecosistema comercial neutral e inclusivo que priorice la resiliencia regional y la autonomía estratégica.
Esta oportunidad depende de la capacidad de la ASEAN para explotar la rivalidad entre Estados Unidos y China. Su posición privilegiada, geográficamente central, económicamente dinámica y diplomáticamente neutral, le permite moldear las normas comerciales en lugar de simplemente adaptarse a ellas. Sin embargo, esto requiere sortear las divisiones internas y las presiones externas con una cohesión sin precedentes.
En primer lugar, el acuerdo de libre comercio mejorado posiciona a la ASEAN como un nodo crítico en la órbita económica de China, mejorando la resiliencia del bloque frente a los aranceles estadounidenses, pero también arriesgando una dependencia excesiva de Beijing.
China demostró una estrategia oportuna al concluir las negociaciones justo antes de la Cumbre de la ASEAN , lo que recalca su compromiso con el fomento de la estabilidad económica y la cooperación regional en medio de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. El ministro de Comercio chino, Wang Wentao, ha destacado el compromiso de China con las zonas de libre comercio de alto nivel, y la modernización del comercio se alinea con las prioridades de la ASEAN en las economías digitales y verdes.
Este enfoque tiene sentido: la ASEAN atrajo una inversión extranjera directa récord de 230 000 millones de dólares en 2023, gran parte de ella en tecnología y energías renovables. Las ambiciones de Malasia en el sector automovilístico, por ejemplo, se han visto impulsadas por inversiones chinas como la alianza de Geely con Proton para producir vehículos eléctricos.
Sin embargo, si bien las exportaciones chinas a la ASEAN han seguido creciendo, con un aumento del 12 % en valor el año pasado, las exportaciones de la ASEAN a China han disminuido un 3 % desde su máximo de 2022, un desequilibrio que la mejora del acuerdo comercial pretende abordar mediante un mayor acceso al mercado. La reciente decisión de Vietnam de imponer medidas antidumping al acero chino refleja la necesidad de un equilibrio cauteloso, especialmente dado que los aranceles estadounidenses obligan a los exportadores chinos a buscar nuevos mercados.
La ASEAN necesitará equilibrar un compromiso económico más profundo con China con la diversificación de sus asociaciones comerciales en el Indo-Pacífico, Europa y otros lugares.
En segundo lugar, si bien los aranceles estadounidenses exponen las vulnerabilidades económicas de la ASEAN, en particular de las naciones con grandes exportaciones, también ofrecen una oportunidad de repensar el modelo comercial, con un mayor énfasis en el comercio intrarregional.
El superávit comercial de Vietnam con Estados Unidos, con un valor cercano a los 124.000 millones de dólares el año pasado, se enfrenta a un arancel del 46%, lo que afecta a un sector electrónico en expansión , cuyo segundo mercado más importante es Estados Unidos. De igual manera, las industrias clave de Tailandia, como la automotriz, la siderúrgica, la energética y la alimentaria, se preparan para un severo impacto del arancel del 36% impuesto por Trump.
A pesar de años de esfuerzos de integración, el comercio intrarregional representa tan solo el 22% del comercio de la ASEAN. Si bien casi todos los bienes de la región se comercializan con aranceles cero, las barreras no arancelarias siguen siendo generalizadas.
Para abordarlas, en la última cumbre de la ASEAN, los miembros finalizaron las negociaciones sobre un acuerdo mejorado sobre el comercio de bienes , cuya firma está prevista para octubre. Con un poco de suerte, el nuevo acuerdo y la crisis arancelaria acelerarán el comercio intrarregional.
En tercer lugar, el enfoque dual de la ASEAN de buscar una reunión colectiva con Estados Unidos y al mismo tiempo permitir a sus miembros conversaciones bilaterales refleja una diplomacia pragmática, pero también corre el riesgo de fragmentarse.
Los países han iniciado negociaciones individuales: Vietnam se ha comprometido a comprar más productos estadounidenses y a abordar los problemas de transbordo, mientras que Tailandia ofrece mayor acceso al mercado e inversión. Estas medidas socavan la unidad de la ASEAN, especialmente dada la preferencia de Trump por acuerdos bilaterales que capitalicen los intereses nacionales divergentes dentro de los bloques multilaterales.
Una reunión entre la ASEAN y EE. UU. podría establecer un marco unificado, pero su éxito depende de la superación de las divisiones internas. Por ejemplo, Singapur y Filipinas , que enfrentan aranceles más bajos, del 10 % y el 17 %, respectivamente, tienen menos urgencia, lo que genera una falta de alineación de prioridades.
Sin embargo, si la ASEAN logra superar sus desafíos internos, su fineza diplomática podría transformarla en un eje regional.
De hecho, a menos que la ASEAN desee seguir siendo un foro pasivo para la rivalidad entre superpotencias, debe abordar las presiones arancelarias estadounidenses mediante la diplomacia colectiva, incluyendo acciones coordinadas en materia de comercio justo y transbordo. Expresar una preocupación unificada sobre los aranceles estadounidenses y acordar respuestas coordinadas es vital para la armonización de políticas. Plataformas como la cumbre anual de la ASEAN son importantes, al igual que los esfuerzos para promover la perspectiva de la ASEAN para el Indopacífico.
Con una economía de 3,9 billones de dólares estadounidenses y 680 millones de habitantes, la ASEAN tiene la capacidad de influir en las normas comerciales globales. Al priorizar la unidad, ampliar las alianzas y mantener su autonomía y cohesión estratégicas, la ASEAN puede emerger de esta gran competencia de potencias como una fuente vital de fortaleza y liderazgo regional.
