Para Thanh Cong Garment, un proveedor vietnamita de empresas textiles como Adidas, Calvin Klein y Columbia, un acuerdo comercial para evitar lo peor de los aranceles del presidente estadounidense Donald Trump debería haber sido un gran alivio.

Vietnam fue uno de los dos únicos países que, según Trump, alcanzaron un acuerdo con Estados Unidos antes del 9 de julio para evitar los llamados aranceles recíprocos. Esta semana, muchos de sus vecinos recibieron cartas de la Casa Blanca amenazando, en algunos casos, con gravámenes más altos.

Pero la compañía quedó desconcertada por la falta de detalles del acuerdo. Trump anunció una tasa arancelaria general del 20%, inferior a la amenaza inicial del 46%, pero ni Vietnam ni Estados Unidos han proporcionado más detalles ni publicado una versión final del acuerdo comercial.

Hanoi tampoco ha confirmado la nueva tasa arancelaria, limitándose a decir que las dos partes habían alcanzado un “marco de acuerdo comercial recíproco justo y equilibrado”, lo que genera aún más incertidumbre para las empresas.

La parte estadounidense también incluyó una cláusula que amenazaba con aplicar un arancel del 40 % a las mercancías transbordadas —o redireccionadas— a través de Vietnam, aunque no definía el transbordo. Sin embargo, la cláusula ha suscitado la preocupación de las empresas por ser penalizadas por utilizar insumos chinos, esenciales para las cadenas de suministro en Vietnam.

Tran Nhu Tung, presidente de la empresa, señaló que la tasa base del 20 % no era mucho mayor que el impuesto de importación del 15 % al 17 % que pagan actualmente los fabricantes de prendas de vestir vietnamitas. Sin embargo, la cláusula de transbordo podría representar un gran desafío.

“Para los productos que contienen materiales de China pero se fabrican en Vietnam, ¿cuál es el arancel para exportar a Estados Unidos? ¿20%, 30% o 35%?”, preguntó Tung. “Tenemos que esperar”.

Vietnam, uno de los mayores proveedores de prendas de vestir, zapatos, productos electrónicos y otros productos a Estados Unidos, se convirtió en una potencia manufacturera en los últimos años, atrayendo a empresas como Apple, Nike y Samsung a medida que las compañías se apresuraban a trasladar la producción fuera de China para evitar consecuencias negativas de las tensiones geopolíticas.

Muchas de esas empresas están luchando por entender si el nuevo acuerdo comercial funcionará, y si, actuando con rapidez, Vietnam ha conseguido condiciones favorables o se ha quedado acorralado.

“Hay un suspiro de alivio porque al menos sabemos cuál es la respuesta para Vietnam… pero todavía hay mucha incertidumbre en el acuerdo que existe en este momento”, dijo Rich McClellan, fundador de RMAC Advisory, cuyos clientes incluyen empresas y el gobierno vietnamita.

La cláusula de transbordo es “la parte más ambigua y potencialmente más riesgosa de este acuerdo”, añadió.

Vietnam tiene mucho en juego. Es uno de los países más dependientes del comercio mundial, con una relación exportaciones/PIB cercana al 90%, y un tercio de sus exportaciones se destina únicamente a Estados Unidos, lo que convierte un arancel más alto en un riesgo significativo para el crecimiento económico.

Su superávit comercial con Estados Unidos ha aumentado en los últimos años hasta alcanzar los 123.000 millones de dólares en 2024, el tercero más grande, detrás de China y México.

El país también fue acusado de servir de intermediario para empresas chinas que buscan evadir los aranceles de Washington. Una gran parte de la inversión manufacturera en Vietnam proviene de China , que representó casi uno de cada tres nuevos proyectos el año pasado.

Los expertos dicen que la definición de transbordo de la administración Trump podría referirse a una variedad de prácticas que van desde simplemente reempaquetar productos chinos con una etiqueta falsificada de “hecho en Vietnam” o hasta el uso de materias primas chinas en productos fabricados en Vietnam.

“El impacto puede ser más limitado si estos aranceles del 40 por ciento se aplican únicamente a las prácticas más atroces de desviación del comercio para evitar los aranceles estadounidenses”, dijo el analista de MUFG, Michael Wan.
“Por el contrario, si existe una determinación más estricta del transbordo definido como un cierto umbral de valor extranjero añadido, el impacto… puede ser pronunciado”.

Dado el interés de la administración Trump en aislar a China , las empresas temen una definición más amplia. Esto sería extremadamente perjudicial para Vietnam, donde muchas empresas dependen de materias primas y componentes chinos, y se advirtió que eliminarlos sería imposible.

“Eso no es realista, no tiene en cuenta el funcionamiento de las cadenas de suministro globales”, dijo un empresario estadounidense en Hanói. “No solo es imposible para Vietnam. Es imposible para todos”.

Otra gran incógnita es cómo se comparará el arancel de Vietnam con el de sus vecinos , una diferencia crucial para que Vietnam conserve su ventaja competitiva como centro manufacturero. Trump ha fijado el 1 de agosto como nueva fecha límite para que los países lleguen a un acuerdo con Estados Unidos.

“Que el arancel negociado sea en última instancia una ganancia o una pérdida para Vietnam dependerá en gran medida de si otros mercados de “China más uno” logran acuerdos similares”, dijo Marco Förster, director de la ASEAN en Dezan Shira & Associates.

Los datos oficiales del primer semestre muestran que la IED aumentó casi un tercio, alcanzando los 21.500 millones de dólares, lo que sugiere que la incertidumbre arancelaria no desalentó la inversión. Vietnam también cuenta con ventajas en ciertos incentivos y costos más bajos para los productores.

Pero Steve Greenspon, fundador de la cadena estadounidense de productos para el hogar Honey-Can-Do, advirtió que incluso “un arancel del 20 por ciento resultará en precios más altos e inflación en los bienes”.

“Esto sin duda provocará una reducción de la demanda de bienes, lo que perjudicará a las empresas y los empleos estadounidenses”, afirmó. “Las empresas seguirán produciendo sus productos en Vietnam, aunque a un ritmo menor que antes de los aranceles”.

Para Tung, los pedidos de clientes estadounidenses para el tercer trimestre ya habían caído entre un 15 % y un 20 %, tras la prisa por enviar los pedidos antes de la fecha límite del 9 de julio. Hasta el 70 % de las materias primas para la fabricación de prendas de vestir, desde hilo de algodón hasta cremalleras y elásticos, provienen de China, lo que dificulta que la industria evite verse atrapada en el transbordo.

“La mayoría de los materiales de las empresas vietnamitas se importan de China”, afirmó Tung. “Por lo tanto, es difícil encontrar otro proveedor de materiales fuera de China”.

Fuente: https://www.ft.com/content/e5f23433-e435-4c81-88c3-4285b12f0d6a?shareType=nongift